lunes, 20 de agosto de 2007
El "Artaud" de Spinetta
Por Eduardo Berti
Si para el rock argentino el año 1973 fue el de “Artaud” (Pescado Rabioso aunque, en verdad, casi un disco de Spinetta como solista), a nivel mundial aquel fue el año en que Pink Floyd editaba “El lado oscuro de la luna” y así cerraba la era de la psicodelia y, más notoriamente, el año en que finalizaba la Guerra de Vietnam (retiro de los tropas) y en consecuencia desaparecía una de las circunstancias que mayor sentido y estatus contracultural le dieron al rock.
Signo de aquellos tiempos: el público que en septiembre de 1973 concurrió al teatro Astral, a la presentación en vivo de “Artaud”, recibió un manifiesto con la firma de Spinetta (Rock: música dura, la suicidada por la sociedad) donde se reflexionaba sobre el fin de algo (“el rock no ha muerto”) mientras se asistía a la proyección de clásicos del cine mudo con música de Pink Floyd.
Entre el surrealismo de “Por” y el lirismo de “Bajan” y “Todas las hojas son del viento” cuyo “cuídalo de drogas” también parece marcar el límite de una experiencia, una frase en especial (“no estoy atado a ningún sueño ya”), incluída en la canción “Las habladurías del mundo”, es el grito que desde acá reafirmaba el fin del hippismo (el “dream is over” porteño) y del colectivismo más extremo. De hecho, aunque editado bajo el nombre de Pescado Rabioso, “Artaud” fue un álbum solista; y aunque después vendría Invisible, ya Spinetta había inaugurado la búsqueda personal consignada en “La sed verdadera”, toda una declaración de independencia con una letra casi oracular en torno a la idea del D.I.Y. (hágalo usted mismo) que pronto ganaría protagonismo en la sociedad.
Pieza central de “Artaud”, la “Cantata de puentes amarillos”, inspirada en las cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Theo e impregnada a su pesar de las imágenes de violencia contemporánea (Ezeiza, represión) los mismo que “Cementerio club”, se despide de algunos sueños de los sesenta o al menos de todo intento de encorsetamiento (“las almas repudian todo encierro”), nostalgia o fosilización. “Aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor” marca que, pese a su juventud, el rock de acá ya se permite hablar de un pasado, lo reconoce y hasta se plantea qué hacer con él.
En 1973 lo adolescente ya no era más “La balsa” o “Ayer nomás”, sino “la escuela estaba ahí” de Sui Generis. En tal sentido “Artaud” es el disco que consigna la adultez de la primera generación de náufragos. A más de un lustro de Plaza Francia y del primer grito hippie en Argentina, Spinetta sentencia: “Ya en el mar naufragó una balsa que nunca zarpó”. Igual que en “Mientras miro las nuevas olas” (García con Serú Girán), el océano como metáfora de madurez y de paso del tiempo (“yo ya soy parte del mar”) permite una mirada retrospectiva y por qué no lúcida. Pero lo que también propone Spinetta es la sinceridad ante las “habladurías”, ante las apariencias. No es su propósito señalara “burgueses” dentro del “movimiento” (“Pato trabaja en una carnicería”, de Moris), sino preguntarse por el significado de ciertos rituales. “Ya no poses nena, todo eso es en vano como no dormir”, dice otra verso de la Cantata. Era no durmiendo (naufragando), entre otros métodos, cómo en los últimos sesenta aquella generación obtenía sus experiencias sensoriales; una suerte de psicodelia criolla que rindió sus frutos en letras como “Informe de un día” (Manal).
Así como la metáfora del hippismo argentino (la “balsa”) puede hermanarse con “Wooden ships” de Crosby, Stills & Kantner (1969), más sorprendente es el paralelo entre los versos de Cantata recién mencionados y “Sueño hippie”, un tema de Neil Young que responde años después a “Wooden Ships” (“Barcos de madera”). Mientras “La balsa” hablaba de irse “al lugar que yo más quiera”, “Wooden Ships” nació al decir de David Crosby porque “nos imaginábamos como sobrevivientes, escapando en un bote para crear una nueva civilización”. Además de Young, años más tarde Jackson Browne escribiría “For Everyman”, imaginándose el destino de toda la gente que había quedado sin tomar aquel famoso barco. En cualquier caso, la respuesta de Neil Young en “Hippie Dream” es casi idéntica a la de la Cantana, hasta en su alusión a la sangre que remite al “con esta sangre alrededor” de Spinetta: “Los barcos de madera fueron un sueño hippie (...) / Aquello no pudo ser escuchado porque los barcos de amarra tendida son los alaridos de las velas, porque la huella polvorienta conduce a la sangre en las calles / y los barcos de madera son un sueño hippie naufragado en exceso, si entendés lo que estoy diciendo”
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9 comentarios:
Sin lugar a dudas me parece que este es la obra maestra de Luis Alberto Spinetta, pasarán siglos y se le recordará por este disco como unidad conceptual.
Las interpretaciones expuestas en el texto me parecen acertadas, en sí "Artaud" es una obra con muchas entradas y es misión de cada cual explorarlo en busca de esas cosas que a lo mejor ni el flaco imaginó al componerlo.
Yo creo que en "Todas las hojas son del viento" hay un juego con las palabras: Debería leerse Cuídalo/
De drogas nunca lo reprimas.
Saludos.
Estoy desesperada tratando de buscar el libro Rockologia. alguien sabe donde lo puedo conseguir? gracias
Está agotado, querida Lucila. Aunque a veces se consiguen ejemplares usados, vía los sitios que vender por internet, por ejemplo.
Un saludo.
hola
me podrian decir la cual fue el número de la tirada original del disco
muy buena nota Berti. Todos tenemos muchos datos en la cabeza pero vos los ordenas, y no solo cronologicamente, de manera que cobran mayor sentido y significancia formando parte de la hermosa historia de nuestro querido rock nacional
Gracias, Eduardo, por acercar un poco la obra de Spinetta a una chica de California! Con ayuda de tu libro "Crónica e Iluminaciones" hice una obra de danza contemporánea con el disco "Artaud". Creo que la historia humana se repite mucho; por eso encontramos tantas similitudes entre obras de arte y música de distitnas épocas. Todo lo que hizo Spinetta sigue siendo contemporáneo.
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